miércoles, agosto 15, 2007

DD. HH. someterán a la patrulla que dejó lisiado a Javier Segura


La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) informa públicamente que en las próximas horas someterá por ante el Magistrado Procurador Fiscal del Distrito Judicial de Santiago de los Caballeros al teniente Eudi Rojas García, al cabo Miguel Estévez y al raso Franklin Cuevas Mosquea, los integrantes de la patrulla que el pasado Viernes Santo (día 6 de abril de 2007) ametrallaron en esa ciudad al joven Javier Segura (también conocido como Javier Reyes).
Tras una minuciosa investigación hemos llegado a la conclusión de que la versión ofrecida por la Comandancia Norte de la Policía Nacional no corresponde a la verdad de los hechos.
Según nuestras indagatorias, los hechos de esa noche ocurrieron de una manera completamente distinta a la presentada en la versión oficial desde los cuarteles policiales de la ciudad de Santiago.
Javier Segura se desplazaba en una camioneta de su propiedad en la que vendía víveres por las calles de Santiago. En la noche, en Ingenio Arriba escuchó que, en medio de la oscuridad, le estaban disparando. Como resultado de esa balacera, el vehículo quedó con varios impactos de bala y los cristales destrozados.
Según versiones recogidas en el lugar, cuando se desmontó del vehículo fue rodeado por una patrulla policial. Ya estaba herido de bala en la espalda y tenía un rozamiento de disparo en la cabeza cuando se hincó en el suelo y con los brazos hacia arriba, imploró a los agentes que no lo mataran. Los agentes, en lugar de agotar los procedimientos correspondientes, lo balearon en una rodilla a quemarropa y luego lo dejaron desangrarse por varios minutos. El disparo en la rodilla lo dejó inválido y fue hecho por el teniente Eudi Rojas, quien estaba al frente de la patrulla.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos entiende que el ametrallamiento de que fue víctima Javier Segura no tuvo ninguna justificación y fue un claro exceso policial. El joven Segura no ofreció ninguna resistencia y tampoco estaba involucrado en situaciones que comprometieran su seguridad.
Desde que fue apoderada del caso, esta Comisión ha intentado por todos los medios de que la Jefatura de la Policía Nacional, en la persona del Teniente General Bernardo Santana Páez, proceda a una investigación seria y responsables y al arresto de los agentes victimarios. Pero para nuestra sorpresa, a tres semanas de que nuestra solicitud, el General Santana Páez no ha procedido. Por el contrario, se ha hecho eco de la versión que salió de los cuarteles de Santiago y que está elaborada para proteger a la patrulla.
Ante esa situación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos anuncia formalmente que en las próximas horas procederemos al sometimiento de los agentes policiales implicados en este hecho, tan sangriento como innecesario.
Cuado hablamos del caso de Javier Segura estamos hablando de un estado de inseguridad ciudadana. Los miembros de esta Comisión se sienten verdaderamente consternados ante el hecho de que un grupo de agentes gatillo alegre hayan tronchado la vida del joven Javier Segura, un ciudadano en pleno ejercicio de sus derechos, que un día salió de su comunidad en Padre Las Casas, Azua, en busca de una mejor vida y fue lisiado por una patrulla.
Tenemos razones para pensar que el exceso policial cometido contra Segura cuenta con todos los elementos constitutivos del procedimiento utilizado por Los Cirujanos, el grupo de policiales que en la zona del Cibao dejo más de cien jóvenes inválidos, disparándole a la rodilla. Por tanto, queremos expresar nuestra temor de que se esté gestando nuevamente el resurgimiento de Los Cirujanos, el grupo de acción que por varios anos sembró el terror en las calles del Cibao y dejó inválidos a casi 200 jóvenes, al dispararle en la rodilla.

lunes, agosto 06, 2007

En Javier, General,sus hombres nos han matado a todos

Por Vianco Martínez

Balearon a Javier y lo dejaron lisiado. Y para justificar el exceso de aquel trágico viernes santo, le inventaron una culpa. Ahora, con apenas 26 años, con un hijo de tres y con una esposa embarazada de seis meses que no tiene ni siquiera el pasaje para ir a juntarse con él, y además, con un intento de desacreditarlo para acomodarle la vida a la patrulla agresora, su vida está tronchada.
Según los despachos de prensa, a Javier lo lisiaron los agentes del proyecto Barrio Seguro, los mismos que salen en los diarios y en la televisión, con la camisa arremangada y los molleros afuera, haciendo el aguaje de que están venciendo a la delincuencia, cuando en realidad, la delincuencia los está venciendo a ellos.
A pesar de toda la evidencia que le han presentado, a pesar de toda la información que, por más de una vía, le ha hecho llegar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y a pesar de que hay un país entero esperando las "acciones ejemplarizadoras" que prometió aquella tarde en que habló por teléfono con el mismo Javier, el general Bernardo Santana, jefe de la policía, está dando vueltas y más vueltas. Es evidente que no quiere proceder. Con sus cabriolas, está jugando al tiempo y al olvido.
Javier está inválido por culpa de sus hombres, General. Y da la impresión de que en el juego que usted está jugando, en ese juego de tiempo y olvido, se ha olvidado que hay un joven postrado sin remedio en una cama, que fue abatido en medio de la noche, sin posibilidad de pararse de nuevo a manejar su camioneta para vender plátanos porque sus hombres lo lisiaron y le cambiaron la vida. Y lo hicieron con saña y alevosía, y con la precisión escalofriante y sangrienta que alguien le enseñó en una academia.
Si usted va a permitir que sus hombres impongan la ley del gatillo y a dejar que el mundo dependa de sus pistolas, si va a dejar que la pólvora se riegue por las calles y que los agentes tengan un tribunal en sus cartucheras, hágalo General, pero sepa que hay un pueblo entero mirándolo y observando su condescendencia con los victimarios de Javier.
El teniente Eudi Rojas García, el cabo Miguel Estévez y el raso Franklin Cuevas Mosquea –los agentes que integraban la patrulla que el 6 de abril ametralló a Javier- son tres asesinos a sueldo porque, aunque lo dejaron respirando, lo asesinaron de muchas maneras. Le troncharon los sueños que un día salió a soñar a la ciudad, y con él mataron a la sociedad de un disparo en la rodilla. Y también a ella – a la sociedad- le ametrallaron su camioneta y le inutilizaron los sueños. Y le cerraron un camino al futuro a mucha gente que se parece a Javier porque sus anhelos son del tamaño de los anhelos de él, y le pusieron miedo en el corazón. Y también mataron a la policía porque la condenaron a seguir siendo parte del pasado y de la sangre, a ser prehistoria y a ser abominación, y le mataron de un solo golpe toda la retórica que usted utiliza todos los días en los noticiarios de la tarde. En Javier, General, sus hombres nos han matado a todos.
No permita, General, que en sus manos esta democracia que está tuberculosa y que ya tiene un balazo en la rodilla y una camioneta agujereada a tiros, sea menos democrática de lo que ya es. Hay un país entero observándolo, General. Y usted está perdiendo la batalla en la que siempre fue un combatiente de primera línea: la batalla de las relaciones públicas.