domingo, febrero 07, 2010

INFORME EXPONE LA NECESIDAD DE PROTEGER A DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

En los últimos días, la organización Human Rights Watch lanzó la 20ª edición de la investigación anual sobre las prácticas globales de derechos humanos. En 612 páginas el Informe Mundial 2010 hace un análisis de las principales tendencias relacionadas con los derechos humanos en más de 90 naciones y territorios del mundo. Después del capítulo introductorio, el Informe Mundial confirma que, cada año, crece la capacidad de los movimientos y organizaciones de derechos humanos para elevar la pena de aquellos que se arriesgan a no cumplir estos derechos. Este aumento de la pena para los infractores es, más allá de todo, un estímulo para que los gobiernos no caigan en la tentación de subvertir los derechos humanos en sus países.
"Actualmente, los activistas son capaces de exponer los abusos cometidos en casi cualquier parte del mundo, proyectando una gran porción de vergüenza pública sobre los responsables, impulsando a los gobiernos y a las instituciones para que usen su influencia en representación de las víctimas y, en los casos más graves, convenciendo a los fiscales internacionales de que lleven a los violadores a la justicia", subraya el Informe.

Mientras tanto, esta actuación concreta de entidades y organizaciones viene también impregnada de persecución por parte de los gobiernos abusivos y no comprometidos. Acciones como detenciones, castigos, asesinatos y el cierre de organizaciones marcan la trayectoria de la defensa de los derechos humanos.

El estudio también señala que las diversas técnicas de represalia están más refinadas cada año. Incluso así, según el Informe Mundial 2010 "estos ataques pueden ser considerados un homenaje involuntario al movimiento en pro de los derechos humanos".

Incluso con la fuerte actuación de movimientos y la creación del Consejo de Derechos Humanos, organismo de derechos humanos intergubernamental más destacado de las Naciones Unidas, las transgresiones todavía no terminaron. "La presión sirve a veces para atenuar o frenar los abusos, pero, en ciertas ocasiones, los gobiernos encuentran tantas ventajas en la violación de los derechos humanos que están dispuestos a asumir el costo".

El gobierno democrático de Sri Lanka fue uno de los países que ganó notoriedad negativa por haber incrementado la presión sobre las organizaciones nacionales e internacionales que documentan las violaciones. Lo mismo viene sucediendo en Rusia. En Eritrea, Corea del Norte y en Turkmenistán la situación es aún peor, porque en ellos ningún movimiento nacional de derechos humanos puede funcionar.

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